miércoles, 23 de junio de 2010

galletas de jengibre triple

Aunque no estemos ná' en el Hemisferio Norte, la cultura yankee ya nos tiene lo suficientemente aleccionados como para que estas galleticas hagan que uno se sienta, por arte de magia, arriba del trineo. Considerando que cuando Santa Claus sale al baile por estos pagos, más que renos, lo que vuelan son los patos asados, más vale aprovechar los fríos que nos han acechado últimamente para disfrutar de estas delicias aromáticas, de sabor intenso y textura perfecta.

Ingredientes (salen entre 30-36 galleticas):
2 tazas de harina (puede ser 1 de harina normal y 1 de integral)
2 cdas. jengibre fresco rallado
1 cdta. jengibre seco, en polvo
2 cdtas. polvos de hornear
1 cdta. canela en polvo
1 cdta. clavos de olor en polvo
3/4 cdta. sal
100 g. jengibre confitado, picado en cubitos chicos (lo venden en las tostadurías, viene en lonjas)
¾ taza azúcar rubia
1/3 t. aceite de oliva *
3 cdas. miel, derretida
chorrito de leche
1 huevo
azúcar rubia para cubrir

*La receta original –obvio- es con mantequilla y shortening y todas esas cuestiones que les gustan a los gringos, pero ya saben ya que, en pro de nuestra cruzada anti-grasas saturadas, más mejor es reemplazarla con aceite de oliva, ese elixir mediterráneo de longevidad que vuelve estas galletitas harto más livianas y saludables. Háganme caso, que quedan igual de esquisas.


Mezclar los siete primeros ingredientes en un bol. Agregar el jengibre confitado, incorporándolo bien y separando los grumos. Reservar.
En otro recipiente, batir el azúcar con el aceite por un par de minutos. Agregar el huevo, la miel y el chorrito de leche y continuar batiendo hasta que la mezcla esté suave y clarita. Entonces incorporar gradualmente la mezcla seca y mezclar apenas. Cubrir la masa con film plástico y refrigerarla por 1 hora.
Precalentar el horno a temperatura media-alta. Preparar dos latas: cubrirlas con papel para hornear, silpat o, bien, aceitarlas ligeramente. Disponer sobre el mesón de trabajo un plato de sopa con azúcar rubia (para bañar las galletas) y un pocillo con agua (para mojarse las manos).
Una vez transcurrida la hora en el refri, retirar la masa. Trabajando con las manos mojadas, formar bolitas de unos 3 cm de diámetro, luego hacerlas rodar sobre el azúcar en el plato, disponerlas sobre la lata y aplastarlas suavemente. No hay que ponerlas muy juntas unas con otras, porque crecen un poquito.
Hornear por entre 12 y 15 minutos, hasta que comiencen a dorarse apenas. Retirar las latas del horno y dejar enfriar por un par de minutos. Transferir a una rejilla y dejarlas enfriar por completo.
Guardadas en un recipiente hermético, duran varios días, hasta una semana.

4 comentarios:

  1. ya super rica la cookie, que seguro sabe a vencida después de una semana de preparación.

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  2. Oye tú, "Anónimo". Sí, a ti te hablo.
    Te tengo identificad@.
    Lamentarás tus dichos.
    Ya verás.

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  3. Y si uno le koloka Ginger Ale, keda kuadruple?

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  4. Uy... malditos anónimos, son unos cobardes.
    Hey, es una delicia este lugar; ya me dio hambre.

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