jueves, 16 de diciembre de 2010

bazar de las damas diplomáticas 2010

Se me había olvidado contarles de este paseo que hice yo hace unos días. En el parque Inés de Suárez (sitio que me da rabia que ALGUNAS, viviendo TAN cerca, no conozcan siquiera) hacen todos los años tipín fines de noviembre el Bazar de las Damas Diplomáticas. Aunque no lo crean, yo hasta ahora nunca había sabido ir, pese a lo aficionada que soy tanto a los bazares como a la diplomacia.
Pues bien, es un evento muy grato, de corte más bien familiar, donde se respira un ambiente increíblemente cosmopolita (o cosmopólita, como gustan de decir algunos). Este año participaron cuarenta embajadas, con numerosa presencia de países latinoamericanos y mediorientales, pero también de otros más retirados como Finlandia, Noruega, Rusia, Israel, India y Vietnam.
Hay dos pabellones. Uno corresponde al bazar propiamente tal y, la verdad, no vale mucho la pena. Las cosas que venden no son necesariamente autóctonas, ni tampoco estrictamente artesanías. La gama de productos es en extremo variopinta, desde prendas, joyas y accesorios, hasta productos cosméticos y suvenires trillados. En algunos puestos la cuestión definitivamente perdía el rumbo, como se pudo apreciar en el de una nación sudamericana que prefiero no nombrar, por no enfadar al Imperio del Amorss. Cáchense que tenían hasta de esas horrendas confecciones con güelitos para emperifollar la taza del baño y el papel tualé. Ah. Y productos Natura, poh loco. No hay salú.
Conclusión: no era ni chicha ni limoná, porque la gracia de una feria de las pulgas son las gangas, y aquí no había ni una sola.
Vivarachos/as como son, sospecharán a estas alturas que mi reporteo se refiere en realidad al segundo pabellón, dedicado íntegramente a LAS VIANDAS. Ahí sí que supieron hacer de las suyas estas damiselas. Cada delegación tenía su correspondiente tenderete, donde servían cualesquiera cantidad de refrescos, platos y bocadillos. Lo mejor era que, en la mayoría de los casos, no se trataba de preparaciones particularmente sofisticadas, ni tampoco de los lugares comunes que a uno se le vienen a la mente cuando piensa en comidas típicas: más bien, daban la impresión de ser los platos que cocinan a diario en sus propias casas (o mejor dicho que sus lacayos cocinan para ellas).
Me serví montones de cosas. Eso sí, cometí el error garrafal de ir después de almuerzo, lo que me hizo inclinarme por el dulce, siendo que había tanta delicia salada por degustar. Thumbs down. Eso sí, había haaaaarto shrago les voy a decir: los brazucas se hicieron el pino con sus caipirinhas, los cubanos con toda clase de cocteles al ron y los rusos con sus vodkas. De hecho, había cierto estado de intemperancia general entre los asistentes. Y todos –belgas, alemanes, mexicanos, etc.- expendían por igual sus respectivas cervezas nacionales, que corrían como agua fruto del carega que azotaba sin piedad a esas horas de la tarde.
Entonces, antes de que el ya escaso rating descienda a niveles históricos, vamos con el reportaje gráfico a los top five del bufé diplomático.



RUSIA
Creo que fue mi favorito, pese a la cara de pocos amigos de las señoronas que lo atendían. Me serví, sobre todo, bebestibles: además de los infaltables combinados, tenían unas jarras –muy al estilo de La Tinaja- con líquidos de colores sugerentes que me vi en la obligación de probar. Uno de ellos era un brebaje llamado kvas, que en buenas cuentas es una chicha hecha de pan de centeno. Muy rica y refrescante, sabía bastante parecido a una chicha joven cualesquiera, cuando apenas se le sienten esas primeras burbujitas de fermentación. Por lo que investigué, no suele superar el 1% de grado alcohólico, así que en Rusia no califica como bebida alcóholica. De hecho, allá se produce y comercializa en forma industrial, como cualquier gasesosa común y corriente. Adivinen a quién se le abrió el apetito con ese mercado… Irónicamente, el refresco se ganó hace algunas décadas el apodo de la "Coca-Cola comunista", pues comparten tanto el color como la popularidad. Últimos dos datos: el kvas se usa también en la preparación de algunos platos salados, en particular, de una sopa fría llamada okroshka; y cachen que -tal como ocurre con nuestro perfecto mote con huesillo-, allá también se vende en la calle, claro que en unos tanques tipo balón de gas licuado.



INDIA
Obvio que iba a estar entre los lugares destacados del ránking. La oferta de platos se veía deliciosa, pero yo me tuve que limitar a un burfi, bocadillo dulce de coco muy suave y aromático. Podría decirse que era una cocada, pero más blanda y cremosa, con un dejo a leche evaporada y especias. MUY rico. Por si desean probarlo ustedes también, generalmente figura en las cartas de los restoranes indios, así que no tienen más que solicitarlo.


MEDIO ORIENTE
Intentaré no ser majadera en mi admiración eterna por la cultura árabe, pues es un sentimiento bien conocido y extensamente compartido dentro de nuestra cofradía. Sus exponentes no solo han sido dotados de los atributos más valiosos que pueden existir en la vida, como son (en orden de importancia) la belleza, la fama, la fortuna y el glamour (además de destacarse en otros campos secundarios como la me-aburro-cultura y la me-duermo-espiritualidad), sino que además su peregrinación hasta nuestra larga y angosta faja nos ha permitido conocer y disfrutar de tantos manjares culinarios que -a punta de lapidaciones varias- preparan sus mujeres.
En esta oportunidad, la región estuvo magistralmente representada por las delegaciones de Egipto, Palestina, Turquía, Líbano, Siria e Irán. Por supuesto, los kebbabs y los dulces fueron número puesto en cada uno de los estands respectivos. Quisiera destacar especiamente la oferta del país del Ayatollah, donde tenían varias preparaciones exóticas que yo cortaba las huinchas por probar (como unas carnes con salsa de granada, por ejemplo), lo que resultó imposible por motivos religiosos.



BRASIL

Además de muuuuuuuuuuuuuchas caipirinhas, feijoada y pao de queijo, todos los comensales cayeron rendidos ante esos bocadillos típicos del trasnoche carioca: fritanguitas tipo papa duquesa, rellenas con queso, jamón, camarón, etc. Yo más bien me pegué ahí un atracón de cocadas, de esas que hacen allá con leche condensada (ADICCIÓN), y ordené brigadeiros para llevar.



EUROPA DEL ESTE

Uyyyy que me gustaron las cosas de esta región. Estaban Bulgaria, República Checa y Croacia y la mano estaba bien cargada al pudín, el pastelillo y las galletas, todo muy Hansel y Gretel. Pero también tenían uno que otro guisado casero, como este puré de porotos que les enseño acá. Me gustó ese flair hogareño que tenían las preparaciones de estos países.


Y vayan menciones también para:

TAILANDIA

Tan en boga hoy en día, la supieron romper con sus arrolladitos, su pad thai y el pollo satay.

MÉXICO

Siempre me ha intrigado eso del “agua de Jamaica”. Es una de las exigencias de Shakira en sus camerinos, ¿sabían? Lástima que llegué demasiado tarde y ya se la habían zampado, malditos acaparadores.